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EL HOSPITAL CLÍNICO, 35 AÑOS DE CALOR HUMANO

La Opinión de Málaga

EL HOSPITAL CLÍNICO, 35 AÑOS DE CALOR HUMANO

El 22 de junio de 1989, el Hospital Clínico abría sus puertas oficialmente. Tras superar muchos obstáculos y casi una década más tarde de lo previsto, Málaga inauguraba al fin su nuevo hospital, el primero universitario de la provincia. La estampa en aquel entonces poco tenía que ver con la actual. Rodeado de olivos, matojos y tierra, era el único edificio, junto a la facultad de Medicina, de la zona, en ese momento considerada las afueras de la ciudad. «Era un edificio en mitad del campo, donde las cabras venían a pastar», rememora el doctor Gabriel Ángel Carranque, facultativo especialista del área de cirugía general y digestiva, y uno de los muchos médicos procedentes del Hospital Civil que, desde el primer día, ayudaron a sacar adelante el Hospital Clínico. De hecho, el doctor Carranque, recién jubilado, fue el encargado de trasladar al único paciente de UCI que tenía que ser llevado hasta el nuevo hospital. «Acababa de ser intervenido y estaba muy grave después de la cirugía. Así que para mí fue un estreno en este hospital complejo, pero también ilusionante porque como médico un hospital nuevo era un gran reto», cuenta el doctor. «Recuerdo perfectamente que todo olía como nuevo, a plástico recién abierto», destaca Olga Ruiz, que cuando llegó al Clínico hace 35 años estaba aún en su segundo año de prácticas como enfermera. Hoy, es la responsable de comunicación del hospital, ya que con la llegada del nuevo siglo la gerencia de aquel momento decidió que era necesario buscar a un periodista que ayudase a cambiar la imagen del centro. La sorpresa fue descubrir que tenía una entre su propio personal, pues Olga había decidido sacarse la carrera por vocación mientras ejercía como enfermera. Francisca Jiménez y Victoria Sánchez, o Paqui y Vito como todo el mundo las conoce, también estuvieron al pie del cañón desde el primer día. Llegaron incluso antes que los profesionales sanitarios y pacientes, pues fueron las encargadas de limpiar el edificio tras las obras y ponerlo a punto para la inauguración del hospital, que desde el primer día tuvo una actividad frenética. Tanto es así, que el mismo día del acto de inauguración, al que acudió el entonces presidente de la Junta de Andalucía, José Rodríguez de la Borbolla, se produjo un grave accidente en Málaga y les avisaron de que trasladaban a los pacientes al Clínico. «Todo estaba listo para el acto y la llegada del primer pacien te, no para un accidente, así que hubo que preparar corriendo las camas, quirófanos y el mortuorio, que en aquel entonces estaba lleno de colchones porque acabábamos de hacer la mudanza», comparte Paqui, que asegura que han «vivido de todo» en estas casi cuatro décadas de historia del hospital, cuyos inicios no fueron sencillos. Faltaban recursos por todas partes y pasar de un hospital de beneficencia y muy local, como era el Civil, a entrar a formar parte del Sistema Nacional de Salud (SNS) fue un proceso complicado. «Con el crecimiento de Málaga, este hospital comenzó a desbordarse muy pronto. A partir de los primeros diez años de apertura, nos hemos sentido, por lo menos en lo que respecta al tema de la cirugía, totalmente desbordados», afirma el doctor Carranque. Antonio Ávila, que entró a trabajar como celador en enero de 1989, también recuerda lo difícil que fueron aquellos primeros años. «El hospital se encontraba en una situación malísima y, aunque le costó mucho trabajo y tiempo arrancar, salió adelante gracias a que hubo mucha voluntad, esfuerzo y sacrificio de los profesionales», sostiene Ávila, que durante un tiempo fue uno de los dos únicos celadores del hospital. El reconocido doctor Emilio Alba, director intercentros de Oncología Médica de Málaga, fue también durante los tres primeros años de vida del Clínico el único oncólogo del hospital. A día de hoy, son casi 20 especialistas y el equipo de la unidad está compuesto por casi un centenar de personas. «Yo llegué con 29 años, recién acabada la especialidad, y la oncología entonces era una cosa lateral», destaca el doctor Alba, que asegura que la manera en la que se trataba a los pacientes en el año 1989 no tiene nada que ver con cómo se les trata hoy en día. «Solo se tiene que ver la esperanza de vida, que es diez años más alta. Ha cambiado la cirugía de una manera radical, empezando con que entonces no había radioterapia. Y el conocimiento del cáncer y de cómo se trata no se parece en nada. Es como si estuviésemos haciendo una cosa completamente diferente», insiste el especialista, que no duda en afirmar con orgullo que la unidad de oncología del centro ha evolucionado hasta convertirse en una de las mejores del país. Sin embargo, la oncología no ha sido la única especialidad que ha avanzado, sino que, con el paso de los años, tanto la ciudad, como el hospital y la medicina, en general, han sufrido una gran transformación. «Pasamos de una cirugía abdominal abierta a la laparoscopia, es decir, introducir tres tubitos, una cámara, unas pinzas y unas tijeritas a través de tan solo un centímetro», resalta el doctor Carranque, que señala que los avances tecnológicos, como la cirugía robótica, han supuesto una gran innovación. Además de la remodelación del edificio y las mejoras de los espacios, hubo otros muchos cambios que, aunque en un principio pueden no parecer tan llamativos, supusieron un enorme avance en el tema de los cuidados. Por ejemplo, en el caso de las enfermeras, el pasar de camillas que se subían con manivelas manualmente a sistemas automatizados. «Nos dejábamos la espalda y cuando llegaron las camas nuevas y las grúas para subir a los pacientes empezaron a disminuir las bajas de las auxiliares de enfermería», relata Rachida Mgueraman, auxiliar de enfermería desde hace tres décadas en el Hospital Clínico. Con el paso de los años también se fueron incorporando nuevas especialidades y servicios como la oncología radioterápica o la cirugía cardíaca. De hecho, la doctora María Antonia Estecha, jefe de servicio de la unidad de medicina intensiva, que llegó al hospital en el año 1994, cuenta que uno de sus primeros pacientes necesitaba que le pusieran un balón de contrapulsación, pero en aquel entonces no se había puesto nunca uno en el Clínico y no disponían del equipo. «Así que llamé al Regional para que me dejaran el aparataje y con un taxi nos trajimos el primer balón de contrapulsación aquí», rememora la doctora, que defiende que, aunque aún le faltan algunas especialidades, el Hospital Clínico ya está al mismo nivel que hospitales como el Regional o el Virgen del Rocío en Sevilla. Otra seña de identidad del centro, hoy conocido como Hospital Universitario Virgen de la Victoria, es su apuesta por la investigación, ya que, como subraya la doctora Estecha, dispone del laboratorio de investigación biomédica (IBIMAplataforma Bionand) más grande de todo el sistema sanitario público de Andalucía, integrado en el mismo edificio. Treinta y cinco años dejan también muchas anécdotas. Desde compañeros de trabajo que se convierten en amigos, padrinos de boda o incluso en pareja, como es el caso de Rachida que en su primer día de trabajo en el hospital ya conoció a quien acabaría convirtiéndose en su marido y padre de sus cinco hijos. Ana Rosa Martos, enfermera de práctica avanzada en oncología, recuerda con especial cariño que al poco de llegar en 1991, con tan solo 21 años, celebraron la primera boda en el hospital. «Su enfermedad no evolucionaba muy positivamente y él quiso hacerla aquí, así que todo el personal le apoyamos y estuvimos con él. Fue una celebración que nunca hemos olvidado», comparte la enfermera, que garantiza que han sido muchas las situaciones especiales y emotivas que han vivido en la unidad. Por su parte, Ana Gómez, referente en Seguridad del Paciente en el hospital, tampoco olvida la primera vez que sostuvo un riñón en la mano, «sabiendo que iba a mejorar la calidad de vida de otra persona que estaba esperándolo». Durante estas más de tres décadas, los profesionales no solo han vivido cientos de anécdotas y momentos significativos, sino que también han sido partícipes de acontecimientos históricos como la pandemia o las inundaciones de 1989, que ocurrieron tan solo unos meses después de la inauguración del hospital. «El turno de tarde no pudo llegar por culpa de las inundaciones, pero el personal asumió muy rápido que había que doblar turnos y seguir trabajando, porque lo primero era poner a salvo a los pacientes que estaban muy asustados», relata Olga. Sin duda alguna, ambiente familiar y calor humano son las palabras más repetidas por los diferentes profesionales al echar la vista atrás para rememorar lo que han supuesto estos 35 años. «Era un hospital muy familiar en el que era muy fácil trabajar porque nos conocíamos todos. Y ahora, aunque es mucho más grande, esa cercanía y humanidad se mantiene», sostiene con orgullo la doctora Estecha. Hoy, 35 años después de abrir sus puertas oficialmente, el Hospital Clínico ha pasado de ser un modesto hospital comarcal a convertirse en un gran complejo hospitalario que engloba a cinco centros y a más de 4.500 profesionales, que, con mucho esfuerzo y compromiso, han logrado situar a este hospital como un auténtico referente, donde, desde la cercanía y la familiaridad, trabajan cada día para cuidar de la salud de sus pacientes. Seguir leyendo

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